En el artículo de esta semana te voy a explicar un ejercicio muy útil para gestionar y expresar nuestras emociones permitiéndote así gestionarlas sin llegar a explotar.

La semana pasada vimos cual era la razón por la que en determinadas ocasiones explotamos.
¿Lo recuerdas? Hablábamos del barril de pólvora, las emociones reprimidas, contenidas…
Si no has visto el vídeo o artículo de la semana pasada invito a que lo veas antes de continuar con este.

Por qué explotamos y cómo evitarlo. Parte 1.

Y ahora el de esta semana con el ejercicio práctico:

Y esta semana veremos ese ejercicio muy útil que te ayudará a:

  • Empezar a conectar con tus emociones
  • Aprender a acompañarte emocionalmente
  • Descargar esa carga emocional reprimida que has acumulado a lo largo de los años

Siguiendo con el símil de la pólvora, ejercicio te permitirá:

  • No seguir acumulando pólvora en tu barril emocional
  • Liberarte de la pólvora que había contenida en él

Para ello, lo primero que tenemos que hacer es permitirnos sentir nuestras emociones aún cuando no son agradables.

Antes de seguir, permíteme hacerte una pregunta ¿cómo te sientes en este momento?

¿Te ha sido fácil responder?

Muchas veces nos cuesta muchísimo contestar esta pregunta o incluso no somos capaces de hacerlo, nos quedamos en el no sé, bien, mal…
De la respuesta que hayamos dado podemos hacernos una idea de lo desconectados que estamos de nuestras emociones, de cómo ha sido hasta ahora nuestra gestión emocional y de cuánta pólvora puede haber dentro de nuestro barril.
¿Qué podemos hacer para empezar a vaciarnos de esa pólvora? ¿Cómo puedes empezar a acompañarte emocionalmente?

Te voy a explicar un ejercicio muy eficaz que puedes hacer:
Cuando algo te haga explotar, coge esa situación (si no en ese momento, en otro, más tarde) y ve a un lugar donde puedas estar sola y relajada.

Coge boli y papel, toma dos respiraciones profundas y empieza a conectar con la emoción que sientes, toma conciencia de tu emoción. OJO que estoy diciendo de tu emoción, no de lo que ha pasado, que enseguida nos vamos a lo mental, a dar nuestra versión de los hechos y este ejercicio no trata de eso. Es un ejercicio emocional, así que déjate sentir, olvídate de los hechos y de buscar víctimas o culpables, solo presta atención a tu emoción, y pregúntate:
¿Cómo me siento?

Empieza a deshojar ese sentimiento. Imagina una cebolla cuando empiezas a quitarle capas, empieza a conectar con tu emoción y a deshojarla.

¡Estoy supercabreada!
¿Quieres chillar? Chilla; ¿Quieres zarandear los brazos? Hazlo; Pero, ¡ojo! Sin tener nadie delante.

Cuando hayas descargado la carga física, pregúntate, ¿qué hay detrás de este cabreo, o miedo, o la emoción que sea?

¡¡¡Es que no me hacen caso!!!

¿Y cómo te sientes cuando no te hacen caso? Pues fatal, siento que no me escuchan, que no me tienen en cuenta, que no me valoran.

Está bien, continúa deshojando… ¿Qué hay detrás de eso?
Y cuando ya no puedas deshojar más, intenta imaginar una línea del tiempo a tu pasado, ¿te conecta esa emoción que estás sintiendo ahora con alguna emoción de tu pasado? ¿Te trae esa emoción algún recuerdo del pasado?

Permítete sentir, indagar.

Muchas veces intentamos ocultar nuestra verdadera emoción porque no es la socialmente correcta. Pero ahora no importa lo socialmente correcto, es tu emoción y este ejercicio es solo para ti. Nadie tiene que saber lo que sientes así que deshoja la emoción primera para llegar a la emoción raíz y deja que salga la emoción real, aunque no esté bien vista, solo desde ahí podrás ser capaz de darte cuenta de donde viene el motivo de tu explosión.
Y desde esa emoción raíz escribe, desahógate, expresa todo aquello que tienes dentro, aquello que estás conteniendo y no te estás permitiendo sacar. Saca esa rabia, esa tristeza, esa frustración, esa vergüenza, esa envidia, o esos celos, lo que sea que estés sintiendo. Nadie te va a leer, nadie te va a ver.

Expresa lo que necesites expresar.

Aquí la escritura puede ser realmente sanadora. Este ejercicio te permitirá descargar parte de esa pólvora acumulada, tanto presente como pasada y te permitirá, además, reconectar de manera sana con tus emociones.

Continúa empleando este ejercicio de gestión emocional para volver a conectar con tus emociones y para descargar lo que llevas acumulando dentro de ti.

Cada día o cada vez que estalles, pregúntate: ¿Cómo me siento? Y realiza el ejercicio.
Recuerda lo que te hace explotar en determinadas ocasiones es esa pólvora que llevas dentro y no la chispa que lo activa. No eches balones fuera y busca dentro de ti.
Así que ya tienes un ejercicio que te permitirá dejar de reprimir tus emociones, descargar su carga y dejar de llenarte de esa pólvora que un día u otro te hará estallar.

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Nos vemos la próxima semana.
Un beso,
Nuria.