Todos anhelamos la felicidad, sin embargo muchos de nosotros buscamos la felicidad en lugares donde no la vamos a encontrar.
“La felicidad no es estar conforme con todo, estar alegre y contento todo el tiempo, estar todo el rato riendo y pasándolo bien, ni que todo en la vida salga como tu deseas.
La felicidad es algo que ocurre de la piel para dentro, no de la piel para fuera… es más bien un estado de serenidad y paz interior”
Jorge Bucay
¿Qué es la felicidad? Cada uno tenemos una definición distinta, e incluso muchos no sabrían concretar sobre lo que es.
La felicidad es un estado de ánimo, una sensación de plenitud que llega desde muy adentro y que cada uno siente de una manera diferente.
Pero más allá de cualquier definición, podemos decir que la felicidad es más un estado de paz interior que de alegría.
Es un estado que se desarrolla en tu interior, no un estado que aparece como consecuencia de algo exterior. Es una consecuencia de tu propio trabajo interior, de haber conseguido encontrar el equilibrio.
Por eso, la paz interior no la encontramos, la creamos.
Todos anhelamos alcanzar ese estado de felicidad y paz interior, sin embargo muy pocos acondicionamos el terreno en nuestras vidas para poder cultivar y desarrollar ese estado de serenidad y paz en nuestro interior.
Vivimos en un mundo donde el culto al hacer y hacer sin parar ni un segundo nos lleva a vivir en la aceleración constante. Siempre tenemos mil cosas en la mente, innumerables tareas, las obligaciones propias y ajenas, y objetivos que cumplir en el día. Esto hace que terminemos engrandeciendo la multitarea, la actividad y la ocupación.
Este culto al hacer y hacer nos lleva a vivir en un estado de actividad casi permanente, no solo de actividad física sino también de actividad mental, forzando a nuestro cuerpo a dar más y más. Esto termina provocando que en muchísimas ocasiones aumente nuestro nivel de estrés y ansiedad, con las consecuencias que eso genera en nuestra salud física, mental y emocional.
Este estado de actividad casi permanente, lejos de propiciar que podamos desarrollar ese estado de serenidad y paz interior que nos conecta con la felicidad, origina justo lo contrario: inquietud, intranquilidad, agitación y nerviosismo.
Existen diferentes formas para conectar con nuestra felicidad y paz interior, tantas como seres humanos en el planeta.
Sin embargo, hay algunos requisitos imprescindibles que debemos incorporar a nuestras vidas para que esa felicidad, serenidad y paz interior pueda desarrollarse y crecer en nosotros.
De estos requisitos son de los que te hablo esta semana. Te invito a hacer clic en el vídeo para descubrirlos o seguir leyendo el artículo justo aquí debajo.
Tu paz interior – 3 Requisitos imprescindibles para crearla
Estos son los requisitos que no deberían faltar si queremos que la paz interior pueda desarrollarse e instalarse en nosotros.
Incorpora momentos de quietud en tu día a día
Para muchas personas, el hecho de pensar en quietud automáticamente les conecta con una intensa sensación de perder el tiempo.
Como te decía, en la sociedad en la que vivimos, donde predomina el culto al hacer y la actividad casi permanente, no nos dejamos espacio para no hacer.
Cuando pensamos en no hacer, pensamos en tirarnos en el sofá para ver la televisión, o para conectarnos a las redes sociales, escuchar música, etc… Y sí, eso puede estar bien para desconectar de ciertas cosas, sin embargo ese falso no hacer lejos de cultivar y desarrollar nuestra serenidad y paz interior, nos mantiene adormecidos.
No se trata de desconectarnos sino de conectarnos con nosotros mismos, y para ello necesitamos otro requisito imprescindible.
Practica el silencio
Aprendemos desde pequeños que los silencios son incómodos y automáticamente interpretamos los silencios como algo negativo.
De hecho, aprendemos a sentirnos incómodos cuando aparece el silencio en una conversación, cuando de repente aparece el silencio en nuestra vida.
Hemos llegado a un punto que incluso nos produce miedo permanecer en silencio con nosotros mismos. Sin embargo el silencio es precisamente el lugar donde encontraremos nuestra verdadera voz, donde podremos bajar el volumen de nuestro ruido mental y escuchar la voz de nuestro verdadero ser.
Como decía Pitágoras “el comienzo de la Sabiduría es el silencio”
El silencio es el estado que más nos conecta con nuestra sabiduría interior.
Muchísimas veces, es en el silencio donde aparece la respuesta a muchas de las preguntas que llevamos días buscando.
Utiliza la respiración consciente
La respiración es la mejor herramienta que tenemos para alejarnos de todo ese ruido mental, para salir de las películas mentales del pasado y del futuro en las que muchas veces vivimos y que nos llevan a alteraciones en nosotros creadas por nuestra propia actividad mental.
Podemos utilizar nuestra respiración precisamente para volver al aquí, salir de esa película mental y conectar con la realidad del momento presente.
Porque es desde ahí, desde el desarrollar nuestra habilidad para conectar con el momento presente, cuando podemos comenzar a cultivar y desarrollar nuestra serenidad y paz interior.
No hacer nada, estar en silencio, en quietud, simplemente respirando, es para muchas personas algo totalmente inútil e improductivo… ¡pero nada más lejos de la realidad!
Es simplemente necesario.
Es justo en este lugar donde podemos cultivar y desarrollar ese estado de felicidad, serenidad y paz interior que la gran mayoría de nosotros anhelamos y que no encontraremos, ni adquiriremos en nuestro mundo exterior, sino que hemos de desarrollar nosotros mismos en nuestro mundo interior.
“La paz viene de adentro no la busques fuera”
Todo empieza en ti
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