La pregunta que nos hacemos en este segundo artículo de gestión emocional para niños es cómo podemos ayudar a nuestros hijos a gestionar la ira de una forma positiva.  

Dentro de mi colaboración con Elena de Emociones básicas hoy os hablamos de los enfados, de la ira.

Esta emoción lleva de cabeza a los padres… ¿verdad?

Además, está emoción, tiene una peculiaridad y es que es una emoción super contagiosa.

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a gestionar la ira de manera positiva?

Para ello podemos seguir los siguientes pasos:

  • Lo primero que tendremos que hacer nosotros es no dejarnos contagiar por su estado emocional, por su berrinche, su frustración, etc.

¿Cómo lo logramos?

Puedes, por ejemplo, respirar y visualizar que tienes como un escudo protector y que no te puede contagiar. De todas formas, para que puedas tener más herramientas, te dejo en info el enlace a un vídeo que te ayudará a entender porque explotamos nosotros.

  • Desde nuestra calma, saber y tener muy en cuenta que la Ira, tiene un valor añadido que otras emociones no tienen y es que la Ira es la emoción que mayores cambios fisiológicos provoca en el cuerpo. La ira aumenta nuestra fuerza, provoca una fuerte tensión muscular y nos hace segregar un exceso de adrenalina que no desaparece por si sola automáticamente.

 

Con la Ira, en muchas situaciones, en los famosos berrinches y pataletas, se hace necesario para calmar la emoción canalizar todo ese exceso de energía que tenemos en nuestro cuerpo. Necesitamos permitir a nuestros hijos descargar esa tensión que, aunque no nos guste, ya está, ya se ha producido.

 

Entiéndeme, que no te estoy diciendo que permitas que tu hijo te pegue o pegue a otros niños o rompa el mobiliario de tu casa… ¡Faltaría más!

Pero sí te digo que le has de ofrecer recursos que le permitan  deshacerse de toda la tensión que provoca la Ira.

  • Dale un cojín para que lo lance al suelo, le dé patadas, puñetazos,
  • O un papel para que lo rompa en mil pedazos,
  • Permítele que descargue esa energía física; dando gritos liberadores, rompiendo papeles, trasladando con fuerza su ira a un papel…

Eso sí, nunca delante de la persona contra la que va su ira, aléjalo a otra habitación, al baño, y permítele que descargue esa energía.

También pueden utilizar Técnicas de relajación para transformar esa tensión (respiración, yoga, meditación, Mindfulness, o con un simple paseo…) Pero para ello quizá se hace más necesario que hayan practicado antes estas técnicas.

Tenemos que enseñar al niño a que el enfado primero hay que calmarlo… y después actuar.

Nosotros aquí vamos seremos su mejor referente. Si ven que nosotros, ante un enfado, somos capaces de calmarnos y actuar desde esa calma, nos imitarán. Somos sus mejores maestros.

Así que tu también permítete calmarte. Si tienes que irte a otra habitación a pegar cuatro gritos, vete, desahógate y luego vuelve calmada y desahogada para actuar. Y si tienes que decir a tus hijos un momento, te vas pegas 4 gritos y vuelves, ¡hazlo!

Les estarás dando un ejemplo muy bueno que es que siempre es mejor actuar desde la calma.

Ante el enfado, recuerda siempre primero lograr la calma… luego actuar.

Una vez que hemos logrado calmarnos entonces sí puedes actuar. Ayúdales a identificar qué les ocurre, nombra su emoción en voz alta, que lo verbalice:

“Estoy enfado, estoy frustrado, indignado, cabreado…” Aquí te ayudará la guía de emociones que puedes descargar de forma gratuita en mi web.

Suscríbete y descarga la guía de las emociones.

Ya desde la calma podremos motivarle a que busquen maneras de resolver su situación, su problema o su conflicto de forma asertiva y positiva para todos.

Recuerda ante la ira, primero descargar y una vez en calma, actuar.

Te dejo también el enlace para adquirir el libro si te interesa:

Quiero el libro Emoeduca-les.

Y si no quieres perderte ninguno de los vídeos puedes suscribirte en mi canal de Youtube o en la página de Facebook.

Por último, y como siempre, decirte que puedes compartir este vídeo si lo deseas (me encantaría que lo hicieras porque nunca sabemos a quién podemos inspirar y ese pequeño gesto puede ser algo más para otros).

Espero que tengas un feliz día.

Te espero la semana que viene.

Un beso,

Nuria.