Continuando con nuestra colaboración que has podido seguir las últimas semanas, en la que te hemos trasladado las diferentes emociones en los más pequeños y cómo gestionarlas, hoy Elena y yo venimos a hablarte de la emoción de asco.

¿Quién de nosotros no ha sentido asco a algo alguna vez?

Y… ¿qué nos ocurre cuando la sentimos? Normalmente ocurre que necesitamos alejarnos, distanciarnos…

Tenemos que ser conscientes que todo el mundo no siente asco hacia las mismas cosas, la sensación de asco es diferente en cada persona e incluso en cada momento o día. Una persona puede llegar a tener un día náuseas y vómitos ante un estímulo que le produzca asco y otro día tener una respuesta mucho menos intensa.

Aunque la emoción de asco no solo aparece con comida en la infancia, a los papás, es una emoción que nos lleva de cabeza cuando está asociada a la comida.

A veces parece que todo lo sano y saludable les dé asco.

¿Qué PODEMOS HACER?

Aquí puedes hacer dos cosas:

  • Insistir e insistir para que tu hijo se coma aquello que le repugna (y malgastar tu energía para que se coma 2 cucharadas)
  • O respetar sus gustos, quitarle ese plato de delante y probar unas semanas o unos meses después presentándolo de otra manera.

Pregúntate: ¿a ti te gustan todos los alimentos?

A veces debemos tener paciencia, no hay que agobiarse, y nunca (¡nunca!) forzarle.

Piensa por un momento que te obligan a comer insectos.

Aunque pienses que no es lo mismo, sí lo es.

Los insectos son un manjar en otras cultura. Además, creo que tienen muchas proteínas y son muy sanos.  ¿Te los comerías sólo porque te he dado esta información de que son sanísimos? Yo, personalmente… ¡no!

Pues nuestros hijos no entienden de culturas, sobre todo cuando son pequeños. Quizá  se comerían un rico plato de insectos sin problema y tú te morirías de asco solo de verlo.

Con la comida debemos tener paciencia e intentarlo con estrategias de repetición y ejemplo (es importante que esos alimentos que queremos que coman también los comamos nosotros)… y nunca forzar.

Quizá para ello la gestión emocional la tendremos que realizar nosotros.

Deja que el niño decida probarlo cuando él quiera.

¿Qué ocurre cuando no se trata de comida y aparece ante determinadas situaciones?

Mi consejo es 1º respetar la emoción, recordar que necesitamos distanciarnos de aquello que nos provoca asco.

Y después, si tenemos que actuar para gestionar o encontrar soluciones, hacerlo desde la distancia.

Y hasta aquí mi aportación…

Recuerda: Asco necesita distanciamiento.

Si aún no tienes la Guía de Emociones descárgala en mi web:

Descarga la guía de emociones.

Te dejo también el enlace para adquirir el libro si te interesa.

Quiero adquirir el libro Emoeduca-les.

Y si no quieres perderte ninguno de los vídeos puedes suscribirte en mi canal de Youtube o en la página donde os podéis descargar la guía.

Por último y como siempre decirte que puedes compartir este vídeo si lo deseas (me encantaría que lo hicieras porque nunca sabemos a quién podemos inspirar y ese pequeño gesto puede ser algo más para otros).

Espero que tengas un feliz día

Te espero la semana que viene.

Un beso,

Nuria.