Por qué explotamos y cómo evitarlo (Parte 1)
¿Has explotado alguna vez ante alguna situación y luego has dicho, pero si no era para tanto? En el artículo de esta semana te voy a hablar de una de las consecuencias de contener nuestras emociones. La semana próxima te explicaré un ejercicio muy potente para gestionar y expresar nuestras emociones permitiéndote así descargarlas sin llegar a explotar. Aunque muchas veces intentamos ir contra natura, nos guste o no, somos seres emocionales y sentimos. Sentimos alegría, nos ilusionamos, nos divertimos, nos sentimos confiados, de buen humor… Pero también sentimos rabia, miedo, celos, inseguridad, culpa, tristeza, preocupación, frustración y necesitamos gritar, llorar, patalear o superar ciertas situaciones. La vida no es de color de rosa y vivimos situaciones donde se disparan ciertas emociones y donde experimentamos una carga emocional que muchas veces no nos gusta, pero que existe. Cuando no gestionamos una emoción porque no nos agrada sentirla y la evitamos. En realidad lo que estamos haciendo es convertir esa carga emocional que un día apareció, en un montón de pólvora que en vez de descargarla y sacarla fuera de ti, la guardas dentro de ti, en tu barril de las emociones no gestionadas. Esa pólvora, es toda esa carga emocional que no has gestionado, que te has guardado, todo lo que no hemos podido expresar de una manera sana. Nuestras emociones reprimidas y guardadas dentro de un barril para intentar no verlas. Y en ese barril no sólo hay pólvora de emociones presentes también hay pólvora pasada, es algo que viene cargándose desde nuestra infancia. En ese barril hay emociones no escuchadas de cuando éramos niños o emociones escuchadas pero reprimidas, ignoradas o subestimadas. Y vamos creciendo y continuamos con la dinámica. Intentamos evitar sentir determinadas emociones como miedo, ira, tristeza y las tapamos, miramos hacia otro lado, le quitamos importancia o empezamos a ocuparnos en hacer otras cosas para no sentir lo que sentimos. Con las emociones que sentimos podemos hacer dos cosas: Podemos gestionarlas y, con esa gestión, seremos capaces de superar la situación que la provocó y aprender de ello. O podemos intentar evitar a la emoción creyendo, de manera totalmente errónea, que las cosas se arreglarán solas. Y cuando hagas esto último lo que de verdad ocurrirá es que irás acumulando emociones sin gestionar, irás acumulando montoncitos de pólvora dentro de ti. Hasta que un día, te encuentres en una situación donde se dispare una pequeña chispa (no tiene que ser una gran chispa, con que sea una chispita pequeña puede ser suficiente). Lo único necesario es que esa chispita encienda alguna parte de esa pólvora que has ido acumulando… Si eso ocurre acabarás estallando. Y aquí quiero hacer un pequeño inciso porque somos muy dados a tirar balones fuera y culpar a los demás de haber encendido esa chispita, seamos honestos y coherentes. Si tú no tuvieras pólvora dentro de ti créeme que por muchas chispas que enciendan los demás cerca de ti, no habría chispa que te hiciera explotar. Pero si tienes cargas emocionales [...]