¿Te has parado alguna vez a observar cuánto te quejas en tu día a día?…

Te invito a que hagas la prueba:

Obsérvate en un día habitual y apunta las veces que te quejas… ¡te aseguro que te sorprenderás!

Y es que sin darnos cuenta nos quejamos continuamente.

Nos quejamos del tiempo que hace, si llueve porque llueve, si hace calor porque hace calor…

Nos quejamos de nuestra pareja, de nuestros amigos, de nuestros padres, de la subida de la luz…

Cuando algo no es de nuestro agrado o cuando algo no sale como habíamos previsto, de manera automática e instantánea lo que hacemos es quejarnos.

Sin darnos cuenta, convertimos la queja en nuestro más recurrido y normalizado mecanismo de desahogo y alivio emocional.

Y aunque aparentemente nos pueda parecer un fantástico, e incluso a veces divertido, mecanismo de desahogo y alivio emocional, en realidad es un mecanismo de descarga y liberación emocional muy muy nocivo para tu cerebro, tu mente y tu vida cuando se usa de manera frecuente, automática y habitual.

En este artículo quiero mostrarte las consecuencias dañinas del uso incorrecto de la queja en tu cerebro, en tu energía mental, emocional y en tu vida en general.

Al final del artículo te mostraré cómo sí puedes utilizar la queja como un mecanismo que de verdad te sirva y sea útil para ti, para tu vida y para tu crecimiento personal.



La queja es calificada como uno de nuestros mayores ladrones de energía mental, emocional y física.

Pero si es un comportamiento tan dañino ¿por qué nos quejamos tantas personas y por qué nos quejamos tanto?

Pues porque de alguna manera esas quejas también nos están permitiendo satisfacer determinadas necesidades, aunque sea de manera disfuncional, nos están sirviendo y aportando un beneficio, una utilidad.

Veamos los 2 principales beneficios asociados a la queja:

1- El primero y sin duda más importante es el inmediato deshago y alivio emocional.

1- El primero y sin duda más importante es el inmediato deshago y alivio emocional.

Innumerables estudios demuestran que expresar nuestras emociones automáticamente nos genera una aparente descarga y liberación emocional…

¿A quién no le ha pasado que después de quejarse ha dicho: «¡¡¡que a gusto me he quedado por favor!!!»?

Sin duda alguna, la queja, nos proporciona ese desahogo, descarga y liberación momentánea y puntual.

2- El otro beneficio y necesidad que cubre la queja es la conexión.

La queja te permite interactuar con otras personas, te permite encontrar apoyo, sentirte escuchado y con suerte te permite incluso sentirte comprendido.
De hecho, la queja es una fuente de conversación muy recurrente que a veces puede resultar incluso divertida.

Estos 2 poderosos beneficios han convertido la queja en un comportamiento habitual y normalizado, un comportamiento que hemos convertido sin darnos cuenta en una costumbre.

¿Y qué de hay de malo en la queja entonces, te preguntarás?

En realidad, no hay nada de malo en la queja cuando se utiliza adecuadamente o de forma puntual.

Entonces, ¿Qué es lo que convierte la queja de algo útil y beneficioso a algo nocivo y dañino?

Son 2 los ingredientes que transforman estos beneficios iniciales en un arma de doble filo, que termina produciendo consecuencias dañinas y nocivas en nuestras vidas.

Estos 2 ingredientes son:

  1. Su uso habitual y frecuente
  2. Y Su uso automático e inconsciente

Lo que hace dañina a la queja no es la queja en sí misma.

De hecho, como te digo, al final del artículo te mostraré cómo transformar la queja en un comportamiento útil para tu vida.

Lo que hace dañina y nociva la queja es el uso que hacemos de ella y las consecuencias que ese uso habitual y automático tiene para nuestro cerebro, nuestra mente y nuestra vida en general.

Es cuando usamos la queja de manera automática y frecuente, cuando ese comportamiento deja de ser un comportamiento beneficioso y se convierte en un comportamiento dañino para nosotros.

Estas son algunas de las consecuencias ocultas y dañinas para tu cerebro, tu mente y tu vida:

1- El uso habitual de la queja nos lleva a conectarnos automáticamente con un estado de indefensión y victimismo.

Una peculiaridad de la queja es que nos lleva a poner toda nuestra atención y energía en la situación, persona o hecho que ha motivado nuestro malestar… quitando la atención del poder que nosotros tenemos sobre nuestra vida.

La queja nos hace creer aparente y erróneamente que no podemos hacer absolutamente nada para evitar aquello que nos está generando nuestro malestar.

Nos convierte automáticamente en víctimas indefensas de la situación…. algo que como verás al final del artículo en ningún caso es cierto.

Cuando esa conexión con este rol de víctima y esta indefensión se produce de manera habitual y frecuente, tu mente termina creyéndose que eres victima de las circunstancias y no puedes hacer nada al respecto.

Esto a su vez termina teniendo consecuencias dañinas en tu cerebro y en tu cuerpo.

¿Por qué?

2- Porque el uso reiterado de la queja genera instantánea estrés por todo tu cuerpo.

Ya sea que te quejes por el calor que hace hoy, por el tráfico de ayer o porque tu jefe no te valora.

En el momento en que comienzas con tu queja tu cerebro instantáneamente también comienza a liberar noradrenalina, cortisol y adrenalina, hormonas del estrés que se propagan automáticamente por todo tu cuerpo, afectando instantáneamente a tu estado emocional y a medio y largo plazo a tu sistema inmunitario o tu presión arterial entre otros.

Y cuando esas quejas se convierten en algo generalizado y habitual, la liberación de estas hormonas producidas por esas quejas aparentemente inofensivas termina afectando a multitud de funciones esenciales de tu organismo afectando incluso a las partes del cerebro encargadas de interpretar tu realidad y a las partes de tu cerebro encargadas de encontrar soluciones a los retos que se presentan en tu vida.

Esas quejas inicialmente beneficiosas y aparentemente inocentes terminan disminuyendo notablemente tu capacidad para tomar las riendas de tu vida y tu capacidad para encontrar soluciones efectivas a los retos que se presentan en tu vida.

No porque no seas capaz, sino por el efecto que uso continuado de la queja provoca en tu cerebro.

3- Otra consecuencia nociva del uso habitual es que la queja reprograma tu cerebro hacia la negatividad

Quejarse continuamente reprograma y predispone a tu cerebro a enfocarse y dirigir su atención a todo lo negativo que te rodea, quitando la atención de lo positivo… No es que lo positivo no exista, es que tu mente no te lo muestra.

Es como si cuanto más utilizas la queja, más se anima tu mente a buscar y encontrar nuevas razones en tu vida por las que quejarte…

Y esto termina haciéndote creer que en tu vida todo es negatividad y nada funciona…. cuando no es cierto y lo único que está ocurriendo en realidad es que sin darte cuenta tu mente se ha terminado programando para mostrarte y enfocarse en la negatividad.

Recuerda siempre que: «En lo que te enfocas, se expande»

Si te enfocas en lo que no te gusta, en lo que te genera malestar, tu mente automática cada día te mostrará más negatividad y aunque haya muchas cosas positivas en tu vida, no las vas a ver porque el uso reiterado de la queja está reprogramando y acostumbrando a tu mente a enfocarse en lo negativo, en lo que va mal…. y eso es lo que te mostrará la mayor parte del tiempo.

Así es como unas quejas sin aparente importancia e inicialmente útiles, terminan haciéndonos entrar, sin que nos demos cuenta, en un círculo vicioso de negatividad, frustración e indefensión que se retroalimenta continuamente y que con el tiempo terminan convirtiendo sin habernos dado cuenta a la negatividad y a la queja en una constante en nuestra vida.

Pero además esto no se acaba aquí… porque los efectos del uso habitual de la queja no solo tienen efectos en nuestro cerebro, en nuestra mente y en nuestra vida… también tiene efectos negativos sobre las personas que nos rodean.

4- Nos convertimos en generadores inconscientes de estrés

Como hemos visto antes, compartir una queja de manera puntual con nuestros allegados no genera ningún problema significativo, es cuando la queja se convierte en algo habitual, en un tema habitual de nuestro repertorio de conversaciones cuando sin saberlo y sin quererlo nos convertimos en una fuente de malestar para las personas de nuestro alrededor.

¿Sabes por qué?

Porque esa liberación de hormonas del estrés (noradrenalina, cortisol y adrenalina) que te contaba antes no solo ocurre en nuestro cerebro y nuestro cuerpo, también se produce en el cerebro de la persona que nos está escuchando y está conectando con nuestra queja.

Es por eso, que se denomina ladrones de energía o personas tóxicas a las personas que han convertido la queja en una costumbre inconsciente, porque esas continuas quejas, incluso aquellas aparentemente inocentes, convierten sin saberlo a esas personas en generadores inconscientes de estrés, malestar y negatividad para los demás.

Es por eso que se aconseja dejar ir a las personas que solo llegan a nuestra vida para compartir queja, porque las quejas de los demás también nos afectan a nosotros.

Creemos que la queja es una práctica inocua que no genera ningún daño a nadie, pero esto no es real.

Cuando deja de ser algo puntal y se convierte en una costumbre inconsciente los beneficios iniciales se convierten en efectos muy dañinos que termina afectando a tu mente, tu cerebro, y generando rechazo en los demás.

Te invito a hacer el ejercicio que te propuse al inicio del artículo:

Obsérvate en un día habitual y apunta las veces que te quejas…

¿eras consciente de las veces que te quejabas al día?

Si no te sueles quejar… ¡¡¡enhorabuena!!!

Si te ha sorprendido ver las veces que te quejas al día, y quieres cambiarlo, te invito a que sigas con atención esta última parte del artículo, donde te voy a mostrar cómo sí puedes utilizar la queja como un mecanismo que de verdad te sirva y te sea útil para tu vida.

Por supuesto estás en todo tu derecho de seguir quejándote el resto de tu vida, es tu cerebro, tu cuerpo y tu vida.

Pero si quieres tomar las riendas de tu vida y responsabilizarte de tu felicidad

Solo hay una manera de usar la queja como un mecanismo realmente útil y beneficioso para tu vida y es como fuente de información para transformar aquello que te genera malestar.

Si quieres de verdad cambiar aquello que tanto te molesta. Recoge todas esas quejas detectadas… y comienza a mirarte a ti.

Pregúntate:

¿Qué puedes hacer para cambiar eso que tanto malestar te genera?

¿qué puedes hacer tú para salir de ahí, para solucionarlo o para cambiarlo?

  • Si puedes hacer algo para cambiar la situación.

Comienza a responsabilizarte de tu bienestar y tu felicidad y comienza a tomar acción con pequeños pasos para cambiar eso que te genera malestar.

  • Y si no puedes cambiar la situación porque no está en tu mano cambiarla.

Pregúntate: ¿cómo puedo tomar esta situación de una manera diferente que me ayude a avanzar en mi vida, en vez de mantenerme en el malestar y la negatividad?

Victor Frankl en el hombre en busca de sentido decía:

Es posible que hoy te sientas víctima de tus circunstancias, pero no lo eres. Porque tu poder para elegir cómo interpretar, pensar, definir y responder a aquello que pasa en tu vida siempre siempre siempre dependerá de ti.

Si quieres recuperar las riendas de tu vida y responsabilizarte de tu bienestar y felicidad, deja de usar la queja como un mecanismo habitual y automático de desahogo y alivio emocional, porque como has visto te llevará a medio y largo plazo sin darte cuenta a la indefensión, el victimismo y la negatividad.

Utiliza técnicas y herramientas más saludables de liberación emocional, en mi blog y en mis cursos puedes encontrar muchas de ellas.

Comienza a usar tu malestar como una fuente de información para trabajar en ti, y desarrollar habilidades que te permitan tomar acción para ocuparte de tu bienestar y tu felicidad.

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Recuerda siempre que Todo empieza en Ti.